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Adviento PUCP 2025: Segundo domingo

12/6/2025

Lectura del Evangelio según San Mateo: 3, 1-12

Por aquel tiempo, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:

—«Conviértanse, porque está cerca el reino de los cielos. Este es el que anunció el profeta Isaías diciendo:

“Una voz grita en el desierto:
Preparen el camino del Señor,
allanen sus senderos”».

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y acudía a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y del valle del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos venían a que los bautizara, les dijo:

—¡Camada de víboras!, ¿quién les ha enseñado a escapar del castigo inminente?

Den el fruto que pide la conversión.

Y no se hagan ilusiones, pensando: “Abrahán es nuestro padre”, pues les digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.

Ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego.

Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero el que viene detrás de mí puede más que yo, y no merezco ni llevarle las sandalias.

Él los bautizará con Espíritu Santo y fuego.

Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».

Palabra del Señor.

Reflexión


El Evangelio según San Mateo nos presenta a Juan el Bautista, llamado a preparar la venida de Jesús. Entre aquellos que se acercaban para ser bautizados había fariseos y saduceos quienes en realidad no tenían una verdadera disposición a la conversión. Las palabras de Juan nos recuerdan que el Adviento es tiempo de reflexión, renovación espiritual, reconciliación y encuentro.

En el marco del Jubileo 2025, «Peregrinos de la Esperanza», el Adviento nos convoca a sumar en este camino de esperanza frente a las guerras, el cambio climático, las injusticias y los discursos de odio. Aprovechemos este año de celebración y esta temporada tan especial previa a la Navidad para reflexionar sobre nuestra capacidad de aportar al bien común, construir comunidad y escuchar. Como invocaba Juan, demos esos frutos.

Ser parte de este camino de esperanza no es esperar a que la situación cambie; es disponerse a cambiarla, aprender con humildad y actuar con valentía al servicio de los demás.