Por Rocío Carolina Gamboa Sánchez
Estudiante de Derecho PUCP
“Catequista, testigo de Cristo” fue el lema que resonó en mi interior, cuando Sor Reynita me invitó a formar parte del equipo de voluntarios del Centro de Asesoría Pastoral Universitaria CAPU PUCP, para la Semana Nacional de Catequesis, organizada por la Comisión de Catequesis y Biblia de la Conferencia Episcopal Peruana.
Me llamo Rocío Gamboa, estudio Derecho y me siento comprometida con Misiones Universitarias en la Pastoral de la Pontificia Universidad Católica del Perú; estoy agradecida con Dios y las personas que me han dado esta oportunidad y deseo también hacer eco el agradecimiento de los dieciséis jóvenes que hemos conformado este voluntariado; sinceramente me hizo revivir la fe hasta llevarme al compromiso, porque “la fe sin obras es muerta” como dice el apóstol Santiago. Sé que cada año se celebra la “Semana Nacional de Catequesis”, donde los agentes pastorales de parroquias, colegios, universidades y otras instituciones tienen la oportunidad de afianzar su formación como portadores de la palabra de Dios, el lema de este año es muy significativo, comprometedor y de gran responsabilidad. Me ha conmovido y me ha me ha entusiasmado la participación de más de 300 personas, durante cinco días – en las mañanas conferencias y en las tardes distribuidas en diecisiete talleres; desafiando los avatares de la virtualidad se han esforzado, de distintas formas, para no perdérselas los contenidos de los temas desarrollados, nuestros grupos de WhatsApp no paraban ni de día ni de noche; cuando se les iba la señal de internet llamaban por teléfono y pedían capturas de pantalla o los resúmenes de los facilitadores, preguntaban, querían ponerse al día… Es interesante conocer y compartir la vocación del catequista; mi abuela también fue catequista, recuerdo que ella me decía: “somos eco de la Buena Nueva”, y es cierto porque lo vi reflejado en todos los participantes que asistían al taller, y me nutría con las palabras y experiencias que nos compartían, entre ellos el padre Alejandro Arango y la hermana Elizabeth Sánchez, quienes constantemente demostraban cómo el espíritu de Dios se mueve entre las personas y los lleva a realizar grandes actos; esto afianza en mí el compromiso PUCP: “Eres grande cuando haces algo grande por los demás” ¡Sé grande!.
Recuerdo que cuando estaba en el colegio “María Auxiliadora”, nos decían constantemente “estás aquí porque la Virgen te ha escogido”, me gusta pensar que los proyectos que realizo en la Universidad tienen ese trasfondo, y estoy segura que, el Señor nos coloca en los espacios menos pensados por una razón, porque el grupo que apoyé en el voluntariado era sobre “Planificación Orgánica de la Catequesis”, a cargo de Padre Martín Cipriano SDB, de quién aprendí bastante y le agradezco. Es imposible olvidar una experiencia como esta, y me siento muy afortunada de haber voluntaria para este evento. Me gustaría finalizar con esta frase: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota» (Madre Teresa de Calcuta); lo escuché en una conferencia sobre inclusión, y en aquel momento me sentí identificada porque me permitió comprender y aceptar que todo aquello que realizamos sobre todo haciendo el bien a la comunidad no es en vano. Nada ante los ojos de Dios es insignificante; hay grandeza en los actos más pequeños, cuando se realizan de corazón. Aprovecho también para expresar mi admiración y agradecimiento a Sor Eleana Salas y todo su equipo, a nuestra familia CAPU PUCP por confiar en los jóvenes y darnos este tipo de oportunidades como Iglesia joven en salida y como miembros de una sociedad que va construyendo la paz.