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Adviento PUCP 2025: Cuarto domingo

12/19/2025

Lectura del Evangelio según San Mateo: 1, 18-24

El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:

María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.

José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

—«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:

«Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»».

Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor

Reflexión

Este pasaje, aparentemente esquemático del Evangelio de Mateo, nos revela el inmenso amor divino y humano que se convoca para el nacimiento de Jesús. Desde su concepción, el amor trascendió las tradiciones que obligaban a los judíos a un comportamiento determinado. El amor de Dios por medio de Jesús desafía todas las convenciones acumuladas históricamente que nos desvían del verdadero camino del amor.

El predicamento que, gracias a esas convenciones, tuvo que enfrentar José, el esposo de María, no era nada simple. ¿Qué hacer ante tal situación? La respuesta de José revela que su elección como el padre humano de Jesús no fue al azar. Siendo humano, este ser excepcional, íntegro y justo, no antepuso su propia desazón y la respuesta que las convenciones judías le ofrecían para resolver el problema. Antes que la afirmación egotista y tradicionalista, buscó con humildad la discreción para proteger a María. José no tardará en recibir ayuda divina para indicarle que el curso de la historia dependía de su decisión. El ángel le pide que confíe y descarte todo sentimiento opuesto al amor: «No tengas reparo». Le pide que el nacimiento y la vida de Jesús a su lado reciba el amor humano. Con María, el pacto entre el cielo y la tierra ya estaba en camino. José recibe la explicación divina y, con suma fe y humildad, acepta la misión que Dios le da: «[…] porque la criatura que hay en ella [María] viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Su respuesta sella el pacto de amor.

Mateo nos recuerda que el nacimiento de Jesús ya había sido anunciado en las escrituras. Nos recuerda la trascendencia histórica de la Palabra de Dios, y, al mismo tiempo, explica cómo esta supera las convenciones humanas y nuestras propias limitaciones. Pero el mensaje más importante de este pasaje del Evangelio es cómo el amor de Dios convoca al amor humano para escribir la historia. Mediante este relato imbuido de su amor y pedagogía, Dios nos brinda un regalo invalorable desde nuestra escala valorativa: nos regala a Dios-con-nosotros para enseñarnos a construir la paz mediante el amor y la esperanza.